Son los aparatos. Antaño, aquella seudopenitencia que marcaba la adolescencia de medio instituto. Un momento crucial en el que se decidía si gozarías de una estupenda sonrisa el resto de tu vida o si no. Porque antes la ortodoncia, los aparatos, los llevaba ‘quien podía’ y eran una cuestión de ‘ahora o nunca’ propia de la pubertad. Pero eso ha cambiado mucho. Cada vez son más los adultos que deciden mejorar su dentadura, sea por estética, salud o comodidad, y las nuevas tecnologías y formas de financiación han contribuido mucho a popularizar el tratamiento. Solo en los últimos trece años ha habido muchos cambios «destinados a que el tratamiento sea mas llevadero para el paciente», según explica la doctora Lusanda Sariego, de Clínica Dental Lobo & Sariego.
La ortodoncia es el tratamiento que se lleva a cabo para conseguir una sonrisa alineada y una buena oclusión —encaje de los dientes al morder—, y cuyo elemento más reconocible son los braquets.
Como decíamos al principio, hasta no hace mucho tiempo era algo propio de la adolescencia. Pero eso ha cambiado, puesto que no existe una edad concreta para su inicio. «La mejor edad para empezar el tratamiento depende del problema que el paciente tenga. Muchas veces empezamos a tratarlos desde los 4 años si el problema es esquelético y va a empeorar con el crecimiento. Otras veces esperamos al total recambio de las piezas dentarias para tratar el paciente. Está todo muy personalizado», nos explica Lusanda. Asimismo, la duración del tratamiento también está ligada a las necesidades de cada caso, aunque suele durar de media dos años, mes arriba, mes abajo.
Otras de las cuestiones que más preocupan a los pacientes que van a empezar este tratamiento son la comodidad y el dolor, así como el precio. Según la doctora, «la ortodoncia es más bien incomoda por tener que estar muy pendiente de la higiene y es verdad que los primeros días estás incómodo por el roce de los braquets. Llega un momento que no notas que lo llevas. Esto es como todo, hay pacientes que se adaptan muy bien y otros que no tanto». En cuanto al precio, podríamos a decir que es según la valoración que hagas de tu salud bucodental en tu vida. «Para mí es cara una entrada para ver un partido de fútbol», dice Lusanda. Y aunque es cierto que existen comodidades de pago, la ortodoncista se preocupa por el destino de la inversión: «Lo que sí es cierto es que preparo muy bien a mis pacientes para que no lo malgasten [el dinero]. Para los pacientes jóvenes, intento que los padres inviertan bien su dinero. Por eso los motivo desde el primer día».
En cualquier caso, nos deja claro que no se trata de un proceso duro en ningún caso y, lo mejor, sin duda, es que es algo por lo que definitivamente merece la pena pasar. Puesto que, tal y como asegura Lusanda, «con el mantenimiento correcto sus resultados son para toda la vida».
Y recuerda que en Clínica Dental Lobo & Sariego ofrecemos tratamientos sin dolor gracias a la sedación consciente.
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